Modo de Preparación: Paso a Paso
El plato se divide en dos partes:
Salsa boloñesa
- Picar finamente la zanahoria, la rama de apio y la cebolla.
- Guisar las verduras en una sartén con aceite de oliva virgen extra hasta que estén blandas, sazonar con sal.
- Añadir entonces la carne picada y cocinar hasta que cambie de color.
- Desglasar con vino y esperar a que se evapore el alcohol.
- Añadir los tomates pelados triturados junto con el agua, el orégano y la pimienta.
- Llevar la intensidad a fuego medio, tapar la olla y esperar unos 20 minutos.
- Al final, rectificar de sal sólo si es necesario.
Montaje de la pizza
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Lo primero es ir calentando el horno a máxima temperatura mientras preparamos los ingredientes. Para que la fermentación haga su magia, la masa ya debería estar lista de antemano.
- Pasada una hora, saca la masa del bol y estírala con la ayuda de un rodillo hasta que quede muy fina.
- Condimenta con la salsa boloñesa (cantidad a tu gusto), un poco de queso rallado y un poco de orégano.
- Hornea la pizza en una piedra de horno a 220 grados durante 15 minutos. ¡Y listo!
Algo a tener en cuenta
Puede ser mucha salsa si vas a hacer menos pizzas, pero ya que te pones es mejor que sobre algo y que puedas usar el restante para hacer pasta. Congela el sobrante o úsa más cantidad en la pizza según tus gustos. Recuerda que esta pizza está pensada como plato fuerte, así que la cantidad de salsa es algo muy subjetivo.
Origen e Historia de la Salsa Boloñesa
Su historia comienza a finales de la Edad Media, hacia el siglo XII en Francia, donde el término ragoût se utilizaba antiguamente para definir los guisos de carne y verduras cocinados a fuego lento durante mucho tiempo. Todavía hoy, la traducción literal de ragoût del francés no significa la salsa, sino el guiso en sí.
La historia del ragú en Italia a partir de 1.300 se divide en dos caminos paralelos, uno que conduce hacia Nápoles y otro hacia el Vaticano. El guiso se hizo muy popular en las cocinas de ambas cortes.
Hay que esperar hasta 1.773 y al famoso cocinero Vincenzo Corrado, para descubrir la primera receta donde el ragú se usa como condimento y no como salsa. Unos años más tarde, Francesco Leonardi, describe la primera receta de "Maccheroni alla Napolitana" (macarrones a la napolitana).
En la ciudad de Bolonia se desarrolló la versión con “maccheroni alla Bolognese” pero sin tomate. A pesar de que sufrirá diferentes cambios más tarde, es esta versión la que al parecer se convierte en “canónica”.
La transformación definitiva del “ragù alla Bolognese” tuvo lugar en la época de la Primera Guerra Mundial: los macarrones eran más difíciles de encontrar debido a la crisis y los boloñeses sustituyeron este formato por espaguetis de huevo caseros.
En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial se produjo la última transformación de la receta, que se mantiene esencialmente inalterada hasta nuestros días: la llegada de la carne de vacuno.
La preparación en lasaña sería una consecuencia natural. Seguramente, en algún momento, un resto de boloñesa de un plato de pasta, acabó donde terminan todos los restos de la cocina italiana, en una pizza. Cuando los primeros migrantes llegaron a Estados Unidos, la mayor disposición de carne la convertirían en una de las pizzas más populares.
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