En los sofocantes días de veranos, los amantes de la pizza sufren al no poder hacer uso de su horno para no convertir su cocina en un asador de pollos. Sin embargo, existe una alternativa que aunque no se ajusta a los cánones tradicionales italianos que aquí tanto amamos, te permitirá conseguir unas pizzas caseras decentes incluso en estos meses.
Si prescindir del horno no fuese ya una ventaja por sí mismo, también tienen una gran ventaja: son una manera muy rápida de hacer una o dos pizzas pequeñas.
El aspecto más complejo a la hora de cocinar una pizza es permitir que la masa se hornee sin quemarse. Para conseguirlo deberemos calentar la masa sola a fuego alto, luego darle la vuelta y bajar la temperatura a fuego medio.
Gracias a ello conseguiremos que se dore y se tueste por ambos lados sin llegar a quemarse. En cualquier momento se puede observar el estado de la parte inferior con la ayuda de una espátula plana y ajustar el fuego según creamos conveniente.
Otro aspecto clave de hacer tu pizza casera es que, cuando hayas hecho la primera cara y dado la vuelta, deberás taparla para asegurarte de que los ingredientes se hacen y el queso se funde como es debido.
En este caso, una tapa de cristal que se ajuste bien a la sartén permitirá ver el estado de la pizza sin necesidad de levantarla.
Aunque no es necesario, si quieres darle un toque más parecido a un horno, conseguir esa textura crujiente y cuentas con microondas u horno con función grill, puedes meter la pizza durante uno o dos minutos al final de la cocción. Cuando el queso se gratine y tenga el aspecto deseado, podrás sacarla.
Siempre que hayamos preparado la masa y los ingredientes de antemano, una pizza puede estar lista en un máximo de 10 minutos en una sartén. Podemos tener listo todo lo necesario en el frigorífico y sacar directamente la masa para ponerla en la sartén. No importa que esté todavía un poco fría ya que seguirá haciéndose si problemas.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que es una opción realmente recomendable para una cena rápida para una o dos personas. Hay que prestar una relativa atención a la cocción por lo que no sería una opción válida para una fiesta o reunión ya que la persona encargada se quedaría sola en la cocina. Para esas ocasiones es mejor un horno convencional, un horno para pizzas o una pizzera (estas dos últimas opciones son además portátiles por lo que pueden sacarse al exterior).
La mayoría de recetas recomiendan poner el horno al máximo para que la masa y los ingredientes se hagan correctamente y de forma rápida. Sin embargo, en los sofocantes días de verano o en invierno cuando ya tienes el horno ocupado con otra comida, la pizza a la sartén es sin duda una magnífica opción.
Veamos ahora un ejemplo de pizza preparada en sartén.
1. Prepara los ingredientes. Prepara la salsa, el queso rallado y los demás ingredientes. Cocina los ingredientes crudos que desees antes de montar la pizza. Coloca todos los ingredientes al alcance de los fogones, donde cocinarás la pizza.
2. Extiende la masa de pizza. Enharina ligeramente la encimera o tabla y, a continuación, extiende un trozo de la masa en una forma redonda que sea ligeramente más pequeña que la sartén que vayas a utilizar (necesitarás una sartén de hierro fundido, acero inoxidable o antiadherente de 25 o 30 pulgadas). La masa debe ser fina para que se haga correctamente.
3. Calienta la sartén. Coloca la sartén a fuego medio-alto y añade una cucharadita o dos de aceite. Lo suficiente para impregnar el fondo de la sartén. Calienta hasta que el aceite esté brillante.
4. Cocina la pizza durante 1 minuto. Pasa la masa de pizza a la sartén. Hazla hasta que se formen grandes burbujas en la parte superior y la parte inferior muestre puntos dorados. Aproximadamente 1 minuto. Puedes desinflar las burbujas con el filo de la espátula, ¡o dejarlas! Se convertirán en trocitos crujientes cuando le des la vuelta a la pizza.
5. Dale la vuelta a la masa y añade los ingredientes. Utiliza una espátula plana para dar la vuelta a la masa de pizza. Añade inmediatamente unas cucharadas de salsa, una generosa capa de queso y los demás ingredientes.
6. Tapa la sartén y reduce a fuego a medio. Tapa la sartén y reduce a media potencia. Esto ayuda a que el queso se derrita y evita que se queme la parte inferior de la pizza.
7. Cocina la pizza de 4 a 5 minutos más. Después de 4 minutos, echa un vistazo por debajo de la tapa y comprueba si el queso se ha fundido. Tapa y sigue cocinando si es necesario; ajusta el fuego según sea necesario para asegurarte de que la parte inferior se dore pero no se queme. La pizza estará lista en cuanto el queso se haya derretido a tu gusto.
8. Pásala a una tabla de cortar y ¡a disfrutar! Pasa la pizza a una tabla de cortar con la ayuda de la espátula y córtala con la ayuda de un cortapizzas de calidad (con tijeras te quemarás) para servirla inmediatamente mientras aún siga caliente.
Para realizar pizzas más grandes, sin duda la mejor opción es la pizza pan. Además de tener un diámetro mayor que gran parte de las sartenes y estar cubierta, puede sacarse al exterior en cualquier reunión, su precio es muy bajo y sirve para crear otros platos y como plancha.
Sin duda una mejor solución mucho más apropiada para eventos con gran mayor número de personas que tu sartén.
Echa un vistazo a nuestras recomendaciones de las mejores pizza pan.